El tiempo se sucede,
segundo a segundo,
inevitable.
Y se descubre el mundo,
segundo a segundo,
inevitable.
De lo oculto se desvela,
esquemas y engranajes,
que complican la manivela,
a maniobras de espionaje.
Aparecen en tus labios,
fríamente calculadas,
las palabras que ni sabios,
en sentidos descifradas,
excitan los corazones,
de los pobres desdichados,
que sin atender a razones,
te siguen, cegados.
Por un tiempo tu oratoria,
hace al nimio infante creer,
que en su tierra la victoria,
ciertamente va a caer.
Pero el tiempo poco a poco,
hace al infante ver,
que todo es una artimaña,
para a él poder poseer.
Y la vida le va enseñando,
segundo a segundo,
inevitable.
Y va definiendo su rumbo,
segundo a segundo,
inevitable.
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