jueves, 28 de febrero de 2008

Y allí me esperaba él,
tan dormido y tan despierto,
tan flácido y tan erecto,
tan cabrón y tan atento,
dibujando en mojado papel

Uno y ciento de promesas,
de castillos encantados,
de príncipes sin princesas,
que lloraban desconsolados,
esperando una respuesta.

La gritaba el endiosado,
afirmando que era cierta,
más quedó muy demostrado,
que de mierda se alimenta.

¡Sácala ya! ¡Pervertido!
Exclamaba el de delante
¡Desgraciado! ¡Malparido!
Ya se durmió el elefante
¡Esto no tiene sentido!


Matías Lisandro

No hay comentarios: